~ Razón de ser ~

En este Blog, que trata acerca de la Didáctica y Evaluación de la Matemática, se encontrarán las diferentes informaciones y reflexiones provenientes de las clases y las experiencias (tanto antiguas como recientes), que puedan ser útiles durante el transcurso de este semestre. Espero que este sitio sea un lugar de reflexión y que sea un buen año 2007 para tod@s

sábado, 14 de abril de 2007

La apatía y su influencia en el aula

"La pasión no solo es constitutiva del ser humano sino principio de toda comunidad y sociedad, la misma se relaciona con la creatividad y la acción. Es decir, la pasión se pone en juego en la acción. En todo acto creativo el sujeto se funda y, a la vez, se enajena en la pasión permitiendo que las pasiones alegres triunfen sobre las pasiones tristes, el amor sobre el odio, el sentimiento de lo maravilloso sobre el sentimiento de lo siniestro" (Enrique Carpintero)

Estimad@s lectores/as: Hoy quiero escribir con respecto a lo que ocurrió durante esta semana de clases, aunque sin referirme exclusivamente al área matemática en un principio. Y por ende, quiero comenzar con un sentimiento que - pienso yo - se ha comenzado a expandir entre nosotr@s en general, que me inquieta mucho: la apatía con la que estamos conviviendo. Y no lo escribo solamente como una como futura docente, sino como un “algo” extendido que no hemos logrado dimensionar en plenitud, que me cuesta dimensionar.
Además, según el Licenciado Rodolfo Valentini, nos encontramos con que la apatía “… conforma así un estado de sustracción, de ocultamiento, se supresión de estados emocionales, apareciendo como una sensación de vacío, de ausencia…” (http://www.educar.org/articulos/apatia.asp). Es decir, hay un espacio que estamos dejando y que está provocando que nuestros estudiantes no sientan y que nos encontremos formando "robots", que seguirán los pasos que se les den a conocer y que imitarán procesos. Y ello implica que nos encerraremos en un círculo vicioso que impida avanzar hacia un mejor aprendizaje. Y para esto, sugiero que - como nueva generación - seamos concientes de la importancia que tiene el considerar al ser humano y valorarlo como ente pensante; en el fondo, avanzar hacia un aprendizaje que le sea útil y no mecanizado.
Quizás donde encontramos el problema es en el hecho de que "Los contenidos los siente como impuestos y ligados rígidamente al contexto en el que fueron aprendidos y su aplicación es posible en contextos similares: el aula." (Valentini), lo que limita al estudiante y produce altos niveles de desencanto. Es más, si nos colocáramos a observar a nuestros estudiantes, nos percataríamos que muchos de ellos no entenderían los caminos que han seguido.
Y es a raíz de esto último que me surge la pregunta: ¿Qué está pasando, que nuestros estudiantes se encuentran en este estado de apatía? Creo que parte de esta respuesta se relaciona con que los alumnos y alumnas no le encuentran sentido a lo que realizan, es decir, no aprehenden los conceptos porque no sienten que éstos les serán útiles el día de mañana. Por ello es que recuerdo lo que le pasó a Victor (los estudiantes prefirieron ver el auto antes de atender una clase de matemática), saliendo del difícil momento gracias a que le otorgó un valor a lo que estaba realizando. Por eso no podemos quedarnos solamente en lo teórico, es decir, en "dar una definición" (Skemp, Psicología del aprendizaje de las Matemáticas); sino que sería muy interesante invertir un tiempo prudente en "... una colección de experiencias de las cuales esperamos que llegará a abstraer la propiedad común..." (Skemp) .

Es por ello que no podemos dejarnos vencer por la apatía, generar instancias en las cuales el estudiante cumpla un rol más activo y no se desencante. Si explicito esto es producto de que, en palabras de Valentini, "Algunos especialistas se han referido a una situación como de contagio: la apatía y el aburrimiento se trasmiten de un alumno a otro, de los alumnos a los profesores, de los profesores a los alumnos y la institución contagia a todos." En otras palabras, nuevamente nos encontraremos en un círculo vicioso que limite nuestro aprendizaje y nuestras potencialidades quedarán estancadas o transformarán su apatía en un proceso de violencia y rebeldía, que nos llevará a encontrarnos con más jóvenes como Jorge Lizama, nuestro joven "libertario" (Podría ser que su apatía llegó al grado de violencia que puede provenir de este desgano generalizado).

También se menciona que

"Para muchos alumnos, la escuela se ha convertido en una deshumanizada oficina expendedora de títulos y certificados; en un lugar donde no hay lugar para lo nuevo, lo imprevisto, lo diferente; donde la indisciplina solo es vivida como un ataque personal a los adultos que detentan la autoridad. El alumno que transita los abruptos caminos (curricula) del sistema educativo, también percibe la dicotomía entre aprendizajes escolares y extra-escolares (abismo) Vive el aprendizaje como algo cuya justificación y utilidad está encerrada en si misma; desarrolla actividades organizadas por profesores cuya finalidad muchas veces desconoce. Tiene presente "qué tiene que estudiar", algunas veces no tiene idea de "cómo", ni "para qué" lo tiene que hacer. Percibe objetos frecuentes y naturales de la vida escolar: libros, papeles, pizarrones, tizas, etc. y también el despojo de lo que le es "propio".” (Rodolfo Valentini en Apatía Escolar)

Es decir, no podemos dejar que nuestros colegios, escuelas y/o liceos sean deshumanizados, puesto que lo que le da la razón de ser corresponde, justamente, al componente humano del proceso educativo (sin estudiantes no hay educación, tod@s somos aprendices en esta vida). De acuerdo con esta oración, una solución para este problema es escuchar al estudiante, darle las instancias de participación que sean pertinentes y no olvidar que un proceso lógico logre generar en él un mayor y mejor aprendizaje.

Sin embargo, nos encontramos con apatía de parte de nuestros estudiantes hacia nosotr@s mismos, ignorando las realidades que también nosotros enfrentamos. Y esto lo digo especialmente por aquell@s profesores/as que se encuentran cerca de mí, a quienes veo trabajar con ahínco para que sus metodologías innovadoras se pierdan en la masa, por ausencia de espíritu crítico o por factores externos al individuo (prejuicios, dificultades, errores, etc.). Y es aquí donde yo relaciono la apatía - con la cual nos enfrentaremos - y los nuevos paradigmas que encontramos en nuestra educación. Está comprobado (de manera “experimental”, en la sala de clases), que aplicar nuevas tecnologías, despertar el espíritu crítico en nuestros estudiantes y motivarlos mediante hecho prácticos tienen un positivo efecto sobre ellos y ellas. Pese a esto, y solamente producto de la observación, me percato que ese cambio se tiene que dar de la mano de nosotros, pues somos parte de este engranaje llamado educación y parte del motor que lo impulsa.

Además, creo que la no-apatía también implica apoyar a quienes, pese a la pasión por su trabajo, se encuentran “sobrepasados” por este. Crear conciencia de la importancia de un docente como orientador y guía de aprendizaje y facilitar su desarrollo docente serían excelentes alternativas para evitar diversas enfermedades y frustraciones. De manera personal, observo a mi padre esforzarse para mejorar sus metodologías de trabajo y así lograr un mejor aprendizaje, lo cual se desarma con estudiantes que solamente se encuentran estudiando para cumplir los 13 años de escolaridad obligatoria. Pienso que esos trece años tendrían que utilizarse de tal manera que el estudiante adquiriese aprendizajes para su vida, no solo para memorizar y olvidar.

Estoy conciente de lo que escogí, pese a lo difícil que fue comenzar esta carrera y a lo complejo que me resulta dejar mi apatía de lado en algunas ocasiones. Pese a ello, tengo la esperanza de que con un poco de esfuerzo de quienes nos quieren (y de quienes queremos), esa "carga" que implica ser orientadores del aprendizaje de nuestros escolares, resulte ser más ligera.

Finalmente, solamente me queda la fe en que no nos vencerá la apatía en nuestras vidas, no sólo porque sin pasión no hay nada, sino porque

“Pase lo que pase nuestra esencia está intacta. Somos seres llenos de pasión" (Walt Witman, Carpe Diem) (*)

(*) http://www.familiabarrios.com/Carpe_diem.html, poema "Carpe Diem" de forma íntegra.

4 comentarios:

Alicia dijo...

Valeska, me parece excelente tu reflexión y tal como dije en clases comparto contigo esta idea de la apatía y como nos va ganando cada día.
Por lo menos veo en tí que eso no pasa -o quizás se note menos- y eso motiva a otros a seguir moviéndose por un ideal, aunque sabemos a priori que no lo lograremos.
No pierdas esa capacidad de análisis, te ayudará en el camino que elegiste como profesión.

Valeska Mena R. dijo...

Profesora:
Quizás la apatía nos invada, pero no podemos ignorar quienes somos. Al no leer otros blogs, estamos siendo apáticos, por ejemplo.
Si no quiero estudiantes apáticos, tengo que comenzar no siéndolo, por eso es que lucho por ir avanzando y mejorando diariamente en este camino con tantos "accidentes" como es esta carrera.

Anónimo dijo...

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